EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA ¿POLÍTICA O EDUCACIÓN?
Ernesto Rodríguez y Rodríguez.
1.- INTRODUCCIÓN.
No es una novedad, sino una constante, observable en todas las épocas de la Historia, cualquiera que sea el régimen de gobierno establecido, el notable interés de la Política por intervenir en los ámbitos de la Educación.
Y es natural que así sea. Si la Política, que es el arte y la ciencia del buen gobierno, tiene como finalidad esencial la promoción y el progreso de los pueblos, resulta obvio que tal promoción y tal progreso no pueden ser posibles si se descuida la tarea educativa, es decir, el desarrollo personal y social de los ciudadanos.
En tal sentido, es tarea básica de la Política del Estado garantizar la educación de los ciudadanos y, en consecuencia, planificar y organizar la Educación, elaborar y aprobar las leyes de la Educación, establecer los planes de estudio y, en general, ordenar el sistema educativo.
Para bien cumplir tal tarea de diseño de la Educación, darle la consistencia y estabilidad necesarias y acertar en los mejores planteamientos, la Política educativa debe partir siempre del máximo consenso ciudadano, de los valores más arraigados en la cultura, de las enseñanzas propiciadas por la propia historia cultural, de las demandas y expectativas generadas por los avances científicos, de las recomendaciones propuestas en las grandes Convenciones por las Instituciones Internacionales de Educación (UNESCO, Consejo de Europa, etc.) y de las necesidades colectivamente sentidas de un mundo mejor, más pacífico, más cooperativo y más justo y humano.
Sin embargo, la deseable simbiosis entre Política y Educación, conlleva numerosos problemas de compleja naturaleza que nunca acaban de solucionarse a satisfacción de todos. Hagamos referencia, por ejemplo, a la propia relación entre Política y Educación (quién debe subordinarse a quién); a los malos usos políticos de la Educación (adoctrinamiento, manipulación, propaganda,...); o al problema de en qué grado, en qué proporción, y si es ello posible, las finalidades y los contenidos de la Educación han de recoger los ideales culturales de todos los grupos de pensamiento, y no sólo aquellos que pertenecen a la mayoría dominante.
En síntesis, el problema que abordamos, a propósito de los diversos modos de entender la inclusión en el currículo académico de la asignatura Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos(1), es la cuestión del para qué de tal asignatura, es decir, si para hacer política o si para hacer educación, si para producir votantes, crear adeptos, eliminar o debilitar opciones políticas diferentes, ..., o, si para producir ciudadanos bien formados, pensamiento objetivo, conciencia crítica, ciudadanos libres, responsables y participativos.
2.- ANÁLISIS DE LA CUESTIÓN A LA LUZ DE LOS FINES DE LA EDUCACIÓN.
La determinación de los fines de la educación es un elemento clave para organizar la Educación. Los fines educativos han de ser siempre principal referencia y esencial punto de mira de todos los agentes de la educación. El acierto en su selección y planteamiento es determinante para garantizar la calidad del sistema. Es por eso que todo aquello que pervierta, deforme o sea contrario a tales fines, sea norma de aplicación o práctica educativa, no puede tener cabida en el sistema educativo.
Los fines de la Educación recogidos en la Ley son norma de rango superior. Cualquier norma, asignatura, práctica educativa, etc., que se aparte de la consecución de los fines previstos es acción perniciosa e ilegítima, y, por tanto, no puede tener acogida en el sistema.
¿Cuáles son esos fines?
El fin natural de la Educación es la perfección del ser humano, su desarrollo pleno, la optimización de su ser, el crecimiento a través de la continua superación personal, el compromiso decidido con el buen saber, el buen sentir y el buen hacer.
Y esto, con diferentes concreciones, es precisamente el contenido de los fines recogidos en nuestras leyes educativas.
La Constitución Española de 1978, norma suprema de obligado acatamiento para todos los españoles, en su artículo 27, punto 2, dice literalmente:
“La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.
A su vez, la ley reguladora de nuestra educación no universitaria(2) , la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (BOE de 4 de mayo), en su capítulo I, Principios y fines de la educación, artículo 1 (apartado c), señala como uno de sus principios básicos:
“La transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto y la justicia, así como que ayuden a superar cualquier tipo discriminación”.
Y en el artículo 2, punto 1, relativo a los fines de la educación, señala:
El sistema educativo español se orientará a la consecución de los siguientes fines:
a) El pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades de los alumnos.
b) La educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, en la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y en la igualdad de trato y no discriminación de las personas con discapacidad.
c) La educación en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia, así como en la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos.
d) La educación en la responsabilidad individual y en el mérito y esfuerzo personal.
e) La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos así como la adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, en particular al valor de los espacios forestales y el desarrollo sostenible.
f) El desarrollo de la capacidad de los alumnos para regular su propio aprendizaje, confiar en sus aptitudes y conocimientos, así como para desarrollar la creatividad, la iniciativa personal y el espíritu emprendedor.
g) La formación en el respeto y reconocimiento de la pluralidad lingüística y cultural de España y de la interculturalidad como un elemento enriquecedor de la sociedad.
h) La adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo, de conocimientos científicos, técnicos, humanísticos, históricos y artísticos, así como el desarrollo de hábitos saludables, el ejercicio físico y el deporte.
i) La capacitación para el ejercicio de actividades profesionales.
) La capacitación para la comunicación en la lengua oficial y cooficial, si la hubiere, y en una o más lenguas extranjeras.
k) La preparación para el ejercicio de la ciudadanía y para la participación activa en la vida económica, social y cultural, con actitud crítica y responsable y con capacidad de adaptación a las situaciones cambiantes de la sociedad del conocimiento.
¿Son tales fines acordes con nuestra cultura, con nuestras necesidades educativas, con los requerimientos de nuestro tiempo, etc.?
Nuestra respuesta es SÍ.
A ello debemos añadir que el logro de tales fines es imposible desde la adulteración educativa, es decir, desde el adoctrinamiento, la propaganda, la manipulación mental, etc. En consecuencia, cualquier currículo establecido o que pueda establecerse, tanto en sus objetivos, en sus asignaturas, en su metodología, o en sus propios controles evaluatorios, ha de quedar plenamente subordinado a los fines de la educación prescritos en la Ley y, por tanto, deberían encenderse todas las alarmas, del sistema educativo y del sistema social, ante cualquier tipo de norma o práctica educativa desacorde con los fines de la Educación.
3.- RAZONES PARA LA DESCONFIANZA.
No existiendo polémica significativa respecto a los fines de la educación, entre los que se incluye “la preparación para el ejercicio de la ciudadanía y para la participación activa …”, ¿qué provoca la desconfianza en relación con la inserción en el currículo académico de la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los derechos Humanos?
¿Acaso el ejercicio responsable de la ciudadanía, y su enseñanza previa, no es un asunto propio de la Educación?
Partiendo, por supuesto, de la pertinencia y validez de la pretensión de educar para el ejercicio de la ciudadanía, busquemos las razones para la desconfianza y la polémica que tal asignatura está planteando en determinados estratos sociales.
A nuestro juicio, si bien hemos señalado que para la Política es un deber intervenir en la regulación de la Educación, puede ser, sin embargo, un grave problema y un grave peligro que la legítima función planificadora de la Política en la Educación se convierta en ilegítima función manipulativa contaminante, hiperdirigista e invasora.
Al tener la Educación como tarea natural alimentar la mente de los educandos, generar actitudes, consolidar hábitos, provocar sentimientos, alumbrar conciencias, orientar conductas, etc., puede despertar en la Política, y de hecho siempre la ha despertado, un especial atractivo para obtener del sistema educativo resultados políticos rentables, es decir, simpatías, adeptos, militancias, votos, …
Cuando la inserción de la Política en la Educación es invasiva, los desmanes pueden ser numerosos:
- Prostitución de los fines naturales de la educación.
- Prácticas educativas demagógicas e intersadas.
- Deformación interesada de los hechos y realidades sociales, históricas y culturales.
- Interpretaciones sesgadas de cuestiones filósoficas y morales.
- Descuido en la formación del profesorado.
- “Normatización” excesiva, a veces fundamentada en principios pseudopedagógicos disfrazados de ciencismo, o con apelaciones a la relevancia social, modernización, etc., poco coherentes con el sentido común y alejados de las exigencias naturales del aprendizaje.
- Priorización de lo irrelevante frente a lo fundamental.
- Empobrecimiento del diálogo pedagógico.
- …
En tales casos, la escuela fracasa, la educación se devalúa, los valores pierden fuerza, se relativizan los ideales y acrece la desconfianza social en el sistema.
Serían también razones para la desconfianza social los numerosos problemas que parece que no encuentran la adecuada solución en las aulas, al menos en las aulas en las que se imparte la educación obligatoria.
Estimamos que son problemas que necesitan mejores soluciones que las que actualmente se le están dando, entre otros, los siguientes:
- Las muy altas tasas de fracaso escolar.
- La insatisfactoria atención a la diversidad del alumnado.
- La escasa formación pedagógica del profesorado
- La debilidad de los sistemas de promoción del alumnado, del profesorado y del propio sistema.
- La enseñanza de la convivencia y la disciplina en las aulas.
- El escaso rendimiento escolar.
- La insuficiente implicación de los padres en la educación de los hijos.
- La excesiva deserción escolar.
- ...
4.- CONCLUSIONES.
Nuestra primera conclusión no puede ser otra que reafirmar la Educación como el recurso más potente para el desarrollo de las personas y el progreso de la sociedad. Atreviéndonos a matizar ligeramente a Delors (3), no es que la Educación encierre un tesoro, sino que es la Educación misma el gran tesoro, la gran reserva y el mejor capital de la humanidad para la promoción humana, para el perfeccionamiento personal, para el progreso de los pueblos y para el desarrollo de las sociedades.
Valoramos positivamente los esfuerzos económicos y sociales que se vienen haciendo en la mejora de la educación de nuestro país en todos los ámbitos: políticos, sociales, universitarios, escolares, etc.
Estimamos que la Pedagogía, ciencia específica de la Educación, debería hacerse más "audiovisible" en la sociedad: en la política, en las instituciones educativas, en los medios de comunicación, etc.
Nos parece que los fines de nuestra educación recogidos en la Constitución y en las leyes que la desarrollan son adecuados, homologables a los de los países de la Unión Europea y al resto del entorno cultural occidental y suficientemente consistentes para sustentar una educación de calidad.
Esperamos que la Política no caiga nunca en la tentación de invadir el terreno educativo con finalidades encubiertas propicias a la propaganda, la manipulación, la búsqueda de rentabilidad “urna-mental”, etc.
Consideramos procedente la inclusión en la Educación de “la preparación para el ejercicio de la ciudadanía y para la participación activa en la vida económica, social y cultural, con actitud crítica y responsable y con capacidad de adaptación a las situaciones cambiantes de la sociedad del conocimiento”.
Confiamos en que la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos no pueda ser otra cosa que el medio curricular adecuado para el logro del fin educativo (el ejercicio y la participación ciudadana con actitud crítica y responsable) señalado y nunca el recurso para el adoctrinamiento político, la manipulación o el adormecimiento ético y cultural.
Dado que nunca es descartable la posibilidad de distorsión de los fines educativos naturales, es fundamental mantenerse alerta desde todas las instancias escolares y sociales (instituciones, familias, profesorado, asociaciones, etc.) para que en ningún caso sea posible su adulteración.
Finalmente, proponemos que tal asignatura deba ser cursada también, con carácter previo a la toma de posesión de "asientos" y cargos, por los políticos que nos gobiernen, por quienes trabajen en los medios de comunicación de masas y por los propios profesores y maestros, de modo que no pueda alegarse nunca ignorancia a la hora del bien decir, de practicar el respeto, de comprender el pluralismo y la diversidad y de vivir la democracia.
5.- BIBLIOGRAFÍA.
- DELORS, J. (2002): La educación encierra un tesoro, Madrid: Santillana
- LOPEZ BARAJAS, E. Y BOUCHÉ PERIS, H. (Coord.) (2003): La educación para una cultura de paz: problemas y perspectivas, Madrid: UNED.
- LOPEZ BARAJAS, E. Y BOUCHÉ PERIS, H. (Coord.) (2003): La educación para una cultura de paz: problemas y perspectivas, Madrid: UNED.
- MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, J. B. (2005): Educación para la ciudadanía, Madrid: Morata.
- PECES-BARBA MARTÍNEZ, G. (2007): Educación para la ciudadanía y Derechos Humanos, Madrid: Espasa - Libros
- SACRISTÁN, D. y MURGA, M.A. (1994): Educación democrática y cultura participativa. Madrid: UNED.
6.-WWEBGRAFÍA.
http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/1149769387013_borradores_objetivos_y_contenidos_ed._ciudadania.pdf
http://www.unesco.org/bpi/pdf/memobpi03_citizenship_es.pdf http://www.educacionciudadania.mec.es/informacion.html
http://blogs.larioja.com/index.php/castillos_de_naipes/2006/09/21/educacion_para_la_ciudadania_o_educacion
http://www.educacionciudadania.mec.es/documentos/bolivar.pdf 6
http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/1149769387013_borradores_objetivos_y_contenidos_ed._ciudadania.pdf
http://www.unesco.org/bpi/pdf/memobpi03_citizenship_es.pdf http://www.educacionciudadania.mec.es/informacion.html
http://blogs.larioja.com/index.php/castillos_de_naipes/2006/09/21/educacion_para_la_ciudadania_o_educacion
http://www.educacionciudadania.mec.es/documentos/bolivar.pdf 6
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http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/1149769387013_borradores_objetivos_y_contenidos_ed._ciudadania.pdf
Notas:
1) Pueden consultarse los borradores de las asignaturas presentados por la Ministra de Educación consultando en la web la siguiente dirección:http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/1149769387013_borradores_objetivos_y_contenidos_ed._ciudadania.pdf
2) Con ligeras matizaciones diferenciales, prácticamente todas las Constituciones y leyes de Educación de los países democráticos occidentales coinciden a la hora de formalizar los fines de la Educación: desarrollo integral de la personalidad, desarrollo de actitudes democráticas, promoción de la responsabilidad y la libertad, de los valores del conocimiento, la participación y la solidaridad, etc.
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El presente trabajo, ahora revisado, fue publicado en:
MURGA, Mª A y QUICIOS, Mª P. (Coords.) (2007): El espacio europeo en clave de ciudadanía. Reflexiones desde la Educación, Madrid: UNED (CD-ROM), 67 -73.
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